Comunicar o dibujar

La finalidad principal de todo ilustrador debe ser la comunicación. Pero... ¿qué es la comunicación para un ilustrador? Para mí, la comunicación es transmitir un mensaje en una determinada forma y fondo. Todo dentro de un equilibrio, entendiendo la ilustración como un ser completo, dotado de personalidad (forma) pero también de razón y emoción (fondo).

Miles de luchas se han batallado entre teóricos y artistas, buscando la solución a un problema que parece irresoluble. ¿Qué es más importante para el mensaje, el fondo o la forma? ¿Cuál debería ser la prioridad del ilustrador? Hay millones de respuestas y conceptos artísticos diferentes, tantas como ilustradores.

Para mí, lo inteligente es tratar de responder a esta pregunta desde el equilibrio. Desde un punto medio donde el mensaje contiene un fondo y viceversa. Es decir, que la solución se obtiene cuando dibujamos nuestro mensaje en un contexto o forma (mejor dicho) interesante.

Cuando hablo de la ilustración como un "Ser", entiendo nuestro trabajo como algo vivo, donde tenemos la oportunidad de dotar a nuestra obra de una complejidad y riqueza interesantes. El mensaje no es, puro dibujo ni pura comunicación. El mensaje debe ser, a mi juicio, ese "ente" que tiene cuerpo (estilo) pero también razón y emoción. Es decir, nuestro arte final debe tener un dibujo interesante, medido y correcto, pero también debe tener personalidad. Asimismo, debemos dotarle de emoción, transmitiendo al lector sensaciones, hasta el punto de conmoverlo. Todo ello en un marco de inteligencia, en el que no tratemos a nuestros espectadores como seres ignorantes, si no invitándoles a la reflexión sobre lo que comuniquemos.

El peligro de la comunicación sin forma es que transmite pero no es profesional y el "Ser" queda mutilado. De la misma manera, la forma sin comunicación se convierte en dibujo y ahí está el peligro de volvernos superficiales o vacuos. Estamos en una época en la que necesitamos mensajes, quitarle esto a la ilustración es caer en lo esteticista y a mi juicio, en la consecuente decadencia de la profesión.

Si no nos hacemos estas preguntas, si no reflexionamos sobre nuestro trabajo, estamos condenados al esteticismo y la mediocridad. Deberemos elegir entre el dibujo rico pero vacío o el dibujo mediocre pero lleno de contenido. Por lo que es normal llegar a la conclusión de que ninguna de estas dos opciones, por sí solas, son las correctas. La idea de conseguir aunar las dos es, a mi juicio, la mejor elección.

Es triste, pero me da la sensación que al igual que estamos en la época del Fast Food o del Fast Fashion, también lo estamos en la del Fast Art, Illustration, Comic o por qué no... Culture. Hemos llegado al punto donde todo se elimina con facilidad para ser sustituido rápidamente por otra cosa. Por eso es tan importante mostrar una actitud en el propio trabajo, una posición ideológica de amor por lo equilibrado, templado y bien ejecutado. Quizás así transformemos el Fast en Slow y detengamos un poco el mundo con nuestra obra.