La ausencia del deber

Esta claro, tenemos un problema profesional. Nosotros mismos no nos reconocemos como colectivo y eso implica un cierto número de inconvenientes. A diferencia de otros sectores como la abogacía o la medicina, donde colegiarse es obligatorio para poder ejercer, los ilustradores permanecemos sin valorar lo común.

¿Los motivos?

Por un lado creo que en el campo artístico existe una tendencia natural a cultivar las capacidades creativas individuales pero no las grupales.  La idea del éxito personal y la fama combinada con un sistema de economía liberal que premia la acción egoísta, han contribuido a que nuestro gremio permanezca desunido. Habría que tener en cuenta, también, que el ego del artista es un factor que juega un papel indispensable en la división interna. La creación de categorías entre profesionales víctima de nuestra propia inmadurez, provoca un distanciamiento generacional y una competitividad exacerbada.

Pero ¿cómo podemos salvar a la ilustración de los ilustradores?

Es una pregunta compleja y como todo, llena de pequeños detalles imbricados en diferentes ámbitos sociales. Desde la educación básica, hasta la cultura, la economía de mercado…  y todos aquellos sectores sociales que determinan nuestro comportamiento en conjunto sobre el que hay que cuestionarse.

Pero si tuviéramos que empezar de cero, si a los que nos pilla esto ya mayorcitos tuviéramos que reiniciarnos, creo que una de las soluciones debería ser recuperar y dar más valor al trabajo colectivo. Además de fuerza, esto nos brindaría la oportunidad de ejercer presión en distintos ámbitos culturales y económicos: desde cambio de leyes a labores de presión como lobby cultural.

El primer paso debería, incluso, ir un poco más allá. Habría que cuestionarse qué es “lo profesional” en la ilustración. Plantearnos cual es el valor diferencial de nuestro oficio, y entender que la respuesta es, sin lugar a dudas, nuestra capacidad de generar cultura. Es ahí donde está nuestra salvación. Si nos reconocemos como profesionales cualificados, seremos conscientes de nuestra aportación a la riqueza cultural del país. Lo siguiente es buscar apoyos externos, pero el principio esta en nosotros mismos.

Y aquí es donde me gustaría insistir en un detalle, por que cuando hablamos de derechos siempre exigimos, siempre queremos más, pero en esta ecuación falta un detalle indispensable: se nos olvidan los deberes. Para poder exigir, debemos contribuir y trabajar. Esto es una obligación moral. Si un colectivo quiere crecer, es indispensable la tarea en común y el despertar en la conciencia de nuestra propia fuerza. No nos debemos subestimar, todos tenemos capacidad para contribuir en algo. Nuestra principal motivación debería ser la mejora que a la larga, se darán en nuestras condiciones laborales.

A aquellas voces críticas que valoran más la situación de comodidad personal sin darse cuenta de su privilegio, además de insolidarias, castigan a todo el gremio.  ¿No es una hipocresía considerarse un sector “progre” estableciendo clases entre profesionales? Si los ilustradores o dibujantes que se encuentran en una situación económica favorecida, contribuyeran a mejorar las condiciones laborales de sus compañeros, en lugar de cuestionar la profesión o sus profesionales, tendríamos más de la mitad del camino hecho. Y con esto no quiero decir que no haya voces críticas, si no que estas se hagan mirando hacia dentro y trabajando desde los medios que tenemos al alcance de nuestra mano, como Asociaciones Profesionales, Colectivos, Sindicatos o cualquier alternativa que se nos presente. Con su ayuda y trayectoria quizás podamos salvarnos de nosotros mismos.

Por su parte, las Asociaciones deben hacer sus propias reflexiones, ver sus fallos y aprender. La sensación de comunidad empieza por establecer lazos y comunicarse. Este ha sido uno de los grandes puntos débiles en nuestras asociaciones profesionales. 

En cualquier caso, este es un tema tan complejo que no se si llego a alguna conclusión. Tampoco se si hay alguna posibilidad de cambio que vaya más allá de nuestra propia voluntad, pero tenemos una oportunidad de reflexionar y plantear todas estas cuestiones en la Asamblea Abierta. Ojalá ese día todos aprendamos a reconocer nuestro deber hacia nosotros mismos y empecemos a trabajar en ello.

--

PD: Ya tenemos evento y cartel en FB para la asamblea. Lo puedes ver aquí.